martes, 29 de abril de 2014

Reconocimiento de deuda y forma de pago. Año 1662.



     Este documento se encuentra muy deteriorado, junto a que su escritura en valenciano, mezclada con frases en latín son redactadas por un escribano al que también se le llamaba oficial de pluma y al que podéis imaginar redactando escritos hace 352 años.
     No sería justo si dijera que todos los escribanos de esa época solo sabían hacer rayas, ya que existen documentos, incluso mucho más antiguos, cuya escritura envidia más de un escritor actual, pero creo que la vulgar frase “el que hacía una o con un canuto era escribano” podría ser muy acertada. Y pido perdón por ello ya que mi intención no es la de denigrar ni menospreciar a los antiguos escribanos (a la mayoría de los médicos actuales no se les entienden las recetas y son muy buenos profesionales) porque esos profesionales de la pluma fueron unas importantísimas personas que con sus escritos, bien o no tan bien redactados, nos han legado una buena parte de la historia, sino que mi comentario es simplemente para que el lector se pueda hacer una idea de lo difícil que es en ocasiones leer un texto de esos años.
     Más o menos, el documento adjunto viene a decir lo siguiente:


“-Miguel Ortuño, hijo de Gaspar, batle de la Encomienda de Orxeta, que se encuentra en la villa de Villajoyosa para dar y pagar a Gaspar Mayor, labrador de la presente y vecino de ella, la cantidad de 22 libras en moneda real de Valencia de la que es deudor. Se compromete a pagar dicha cantidad en tres pagos y en el mismo día de cada año, siendo el primero el día de Navidad de 1664”.


     Esta escritura fue hecha por el notario Francisco Vaello.



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martes, 22 de abril de 2014

La Guerra de La Independencia.

    

Al cumplirse los 200 años del fin de la Guerra de La Independencia (17 de abril de 1814), creo que es de justicia recordar que Villajoyosa, junto a los demás pueblos de la comarca, sufrieron las consecuencias de la contienda y al igual que muchas ciudades y villas de España quedaron sumidas en la miseria, no solo por los destrozos y pérdida de vidas humanas con un descenso demográfico de 560 000 a 885 000 personas y la destrucción de infraestructuras, industria y agricultura sumadas a la bancarrota del Estado y la pérdida de una parte importante del patrimonio cultural, también por el saqueo de las tropas francesas y por las provisiones y tributos que exigían a los ciudadanos y ayuntamientos de las poblaciones por las que pasaban.
En muchos pueblos, las tropas francesas solo estuvieron de paso o a lo mucho se quedaban a descansar y reponer fuerzas para marchar al día siguiente no sin antes aprovisionarse, saqueando las casas y exigiendo tributos. En Elda en seis meses sus vecinos soportaron la entrada de las tropas galas un total de 79 veces con el consiguiente esfuerzo económico y de abastecimiento.
En La Vila no solo entraron sino que estuvo ocupada por los franceses durante aproximadamente seis meses, en todo ese tiempo, el ejército napoleónico formado por soldados, caballos y otros animales de carga, tuvo que ser alimentado por el pueblo vilero.
Pero no solamente fue el ejército francés el que contribuyó a esquilmar a las familias y por consiguiente a los pueblos, ya que las tropas españolas o aliadas también comían y necesitaban sustentos, por lo que  las raciones eran suministradas obligatoriamente a las tropas que en un momento u otro campaban en los pueblos y villas.
El documento adjunto es una petición del vilero Simeón Llorca al Intendente General del Ejército por la precaria situación de los pueblos de la comarca debido al gasto por el mantenimiento de las tropas de los ejércitos español y francés a su paso por los pueblos de La Nucia, Callosa, Guadalest, Benimantell, Beniardá, Confrides y Villajoyosa.
 

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miércoles, 16 de abril de 2014

Gaspar Sellés, agricultor de Finestrat vendió un trozo de tierra a Melchor Soler. Año 1619.

     Este documento tiene casi 400 años de antigüedad y está escrito en latín que era uno de los dos idiomas que se utilizaban para redactar las escrituras en esa época. El otro era el valenciano y en multitud de escritos se mezclaban los dos idiomas.
     A partir del año 1707 en que las tropas borbónicas de Felipe V invadieron el reino de Valencia, con el Decreto de Nueva Planta se abolieron los Fueros Valencianos y con ello se prohibió la utilización del valenciano.
   Los escribanos tuvieron la obligación de redactar los documentos en castellano y siguieron utilizando el latín pero solo para redactar "frases hechas" o formulismos jurídicos.
     A pesar de la prohibición de escribir y hablar en valenciano, algunos escribanos se la jugaron y continuaron redactando algunos documentos en ese idioma. En otra ocasión publicaré un documento escrito en valenciano posterior al año 1707 cuando estaba estrictamente perseguida su redacción.


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miércoles, 9 de abril de 2014

Escritura testimonial de pureza de sangre. Año 1762.

      A mediados del siglo XV se estableció en España el requisito de tener que probar la limpieza de sangre a todo aquel que quería acceder a alguna institución o cargo público. Los estatutos de limpieza de sangre fueron abolidos a principios del año 1835 aunque hasta 1859 se mantuvieron para los oficiales del ejército.
     Los Estatutos de Limpieza de Sangre eran estatutos raciales y dependían del origen y la ascendencia de una persona, por lo que se tenía considerado un crimen el pertenecer a la “Casta de judíos nuevos” o a los moriscos.
     En el documento adjunto cuyo original consta de nueve folios escritos por ambas caras con el membrete del Rey Carlos III, el abogado vilero Don Juan Mayor y Bernabeu, justifica y prueba las calidades de vida y costumbres que había llevado hasta entonces, así como las honras de sus antepasados que fueron (según dice) temerosos de Dios.
     En esta escritura, varios vecinos de Villajoyosa tuvieron que atestiguar que los padres y ascendientes del señor abogado siempre habían sido tenidos por reputados cristianos viejos, de buena raza y rectas intenciones, que ni por línea paterna ni materna se había sospechado nunca que tuvieran raza de judíos ni que hubieran sido condenados por el Santo Oficio ni por el Tribunal de la Inquisición.
     Claro que los testimonios solo podían remitirse a lo que ellos sabían por haberlo oído y a la fama del personaje y su familia, por lo que la imparcialidad de los testigos solo podía ser presunta, sobre todo en las grandes ciudades ya que en las pequeñas poblaciones donde todos se conocen, siempre ha existido y aún continúan las etiquetas de la buena o mala fama familiar e individual.





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